lunes, 16 de marzo de 2009

Con Lafita en el karting


Pablo llevaba mucho tiempo con ganas de que un amigo suyo fuese a verle a los karts por aquello de compartir su afición con los amigos con los que está a diario. Ayer fue el cumple de Martín, otro compañero del equipo de hockey del colegio, y cuando nos íbamos para casa le propuse la idea de invitar a alguien y enseguida dijo que le apetecía que fuese Rafa Coya, Rafita.


La propuesta era genial para un domingo: levantarse con calma, sin prisas, previsión de buen tiempo, destino a nuestro querido Ayrton Senna de Serra de Outes y con la inmejorable compañía de Rafita. Rafa es todo un personaje, vital como pocos, siempre con una sonrisa en la boca y con ganas de aprender y hacer, por no hablar de su exquisito comportamiento. Lo unico que rompió un poco el plan fue el madrugón que se pegó Nicolás, que hizo que a las 8 menos diez ya estuviesemos en pie de guerra, preparando desayunos y la cantinela del pequeño: ¿cuándo vamos a por Rafita?, así, sin parar, durante más de dos horas. Después de recogerlo en su casa y de recibir las indicaciones de Belén, nos subimos al coche destino a Serra. Hablando en el coche sobre los nombres, sobre la coincidencia del suyo con el segundo nombre de Pablito, nos decía que le gusta que le llamen Rafa o Rafita… ¡pero también Lafita!, que es como le llaman sus amigos en el cole. Llegamos una hora después a nuestra catedral particular, a nuestro santuario, y allí sabíamos que Rafa iba a disfrutar. Enseguida se afanó en aprender como se tomaban las presiones a los neumáticos, en qué consistía aquello de un kart, desde donde se podían ver mejor a los karts, pero sobre todo, en subirse a uno y darse unas vueltas por el mítico Ayrton Senna. Hizo 3 tandas y creo, seguro, que disfrutó pues su cara reflejaba una ilusión como pocas veces he visto en un niño al bajarse de cada una de ellas, aunque de la segunda se bajaba dolorido de las manos… ¡había probado la dureza de Outes!, implacable hasta con los niños en los karts de alquiler. Al acabar la jornada Rafa llegó a casa agotado… hasta que se metieron en el jardín a jugar otro poco más.

Pablo necesitaba ir a Serra como el beber. Nos hemos propuesto ir hasta Outes una vez al mes por lo menos, básico para alcanzar una forma excepcional que sólo proporciona este circuito y por otro lado a Pablito es lo que le da confianza en si mismo. Se conoce Serra perfectamente y se puede medir consigo mismo, ver donde está su rendimiento y donde está el del coche. La primera tanda fue larga y dura, de tal forma que al bajarse del coche le dolían los brazos cosa mala, típico de estos lares. Las siguientes fueron menos exigentes hasta que a última hora ya no podía más. Rodó y rodó a bastante buen ritmo, pero sobre todo con una entrega encomiable, digna de reconocimiento por nuestra parte, buscando esa décima que le faltaba pero que al final no apareció por ningún lado, aunque quedamos más que satisfechos… no en vano esas ruedas ya no dan mucho más de si.



Tuvimos la enorme alegría y sorpresa de ver a Aarón montado en el Seijo Kart a toda pastilla, volviendo a los míticos piques con su hermano Alex, buscando el límite del asfalto de este circuito. Estos hermanos son de esos pilotos que saliendo con unas gomas usadas a hacer una manga, marcan la diferencia el que sale primero. La verdad es que da gusto verles rodar y también acompleja un poquito.



Ya por la tarde se acercó más gente, cuando nosotros ya decidimos irnos. Se acercaron Isma con sus padres, Fátima y Pacheco, el cual le traía a Pablo la sorpresa del casco, pues Pablito no sabía nada y lo esperaba como agua de mayo. La verdad es que ver la cara de felicidad de Pablo ha sido increíble, cuando le dijo a Pacheco… “de verdad que muchas gracias”, reafirmando su alegría y agradecimiento. Y no es para menos, ¡menuda obra de arte! También se acercó Rodrigo con su V-Max a probar el circuito, y alucinaba con la exigencia física de Serra, dio unas vueltas y tuvo que parar pues no podía con los brazos… ¡Serra eche moito Serra!



Sergio se aburrió un poco durante todo el día. Con el KF3 se divierte si viene más gente a entrenar, sobre todo los hermanos Senlle que al final no vinieron. Pudo hacer una tanda con Isma y su FA y lo pasó bien, aunque sufrió un pelín, pero claro, Isma es Campeón Gallego y el nivel es alto, muy alto. Sergio iba muy bien pero aún acaba de estrenar la categoría.


El que se lo pasa en Serra como nadie es Nicolás. Es un auténtico crack. Se puso, como no, sus patines y allí estuvo casi todo el día con los patines, el stick y la bola para arriba y para abajo patinando. Miniche y José Manuel se escarallaban de risa con él y no era para menos. Nicolás es muy cariñoso conmigo, pero cuando vamos a los karts este aprecio se multiplica y me sigue hasta el infinito, y más allá, pues sabe que existe la posibilidad de darse una vuelta en los coches de alquiler y esa oportunidad no la quiere dejar pasar ni de broma. De vuelta, en el coche, cayó rendido… ¡y no era para menos! Después de levantarse a las 7 de la mañana con esa energía y con la paliza que se metió, pues era normal que acabase roto.


En definitiva, Serra nos hizo volver por nuestros fueros, pero aún encima ganando un adepto para la causa: Lafita. Él también sufrió la dureza de Serra en sus brazos, pero sin duda se lo pasó pipa y tuvieron la suerte, Pablo y él, de hacer una última manga juntos, compartiendo pista. Creo que le gustó. A Pablito, desde luego. ¡Ah!, Belén... ¡menudo gamberro de hijo que tienes! Así no lo volvemos a llevar a ningún lado...


lunes, 2 de marzo de 2009

El estilo finlandés

No voy a decir nada nuevo si empiezo diciendo que a veces me cuesta escribir. También es cierto que la mayoría de esas veces tengo alguna disculpa, pero es que en este caso tengo varias y una de ellas muy potente. La conjuntivitis vírica, junto con la reacción alérgica al tratamiento me ha impedido estar más al día y, sobre todo, conectarme al ordenador todo lo que hubiese querido. Puede parecer fácil escribir en un blog, mejor o peor, con más o menos sentido, pero para los que escribimos con 3 ó 4 dedos, más los que tenemos que pensar mucho lo que ponemos, nos lleva nuestro rato escribir un par de párrafos. Por este motivo me ha resultado imposible mirar para la pantalla del ordenador durante este tiempo de una manera más o menos continua.
Mientras me he ido recuperando he descubierto y recapacitado sobre muchas cosas, sobre todo de la afición y habilidad de Pablo para la práctica del hockey sobre patines. Él y Nico. Son dignos sucesores de sus primos Tito y David, y Pablo juega al hockey con una técnica increíble, con un dominio del partido que corresponde a niños mayores que él. Pero lo mejor de todo es como se lo pasa jugando y las responsabilidades que adquiere durante el partido. Nicolás se pasa el día con los patines puestos y el palo en las manos. Sólo piensa en karts y hockey, pero cada vez más en hockey. Otra de las aficiones de Pablito es el fútbol sala. Se pega cada partido que es un primor verlo jugar, como se entrega y como pelea. De hecho nos hemos dado cuenta que cada vez utiliza más recursos, no sólo técnicos, para mejorar su actuación en los partidos.

Estos recursos también los utiliza en el kart. Es cierto que sigue con sus momentos ciclotímicos, pero cada vez la oscilación es menor y dura menos tiempo en su tiempo más bajo. Estuvimos otra vez en Braga y no terminó de ir lo rápido que había ido la otra vez, pero también es cierto que el motor ya estaba dando muestras de desfallecimiento. Así que este domingo, aprovechando que había los Entrenamientos organizados por el circuito Val do Salnés, nos fuimos a nuestro querido Mosteiro para dar unas vueltas. Él mismo el sábado se fue solito a la cama temprano… “mañana quiero estar con fuerzas…”, dándonos una muestra de lo que quería trabajar. Llegó el domingo y Pablito se pegó un empache de entrenamientos que el mismo Camariñas no daba crédito a lo que veía.

Para desgracia de Pablo, tuvo que rodar el motor y eso a él le desespera, pero haciendo gala de una gran voluntad, se puso a dar vueltas a medio régimen hasta que José Manuel le dio manga ancha. Ahí, para su goce y disfrute, se puso a llover. Comenzó el show de Pablito, con su “toque finlandés”, con su “sisu” particular, empezó a deslizar como a él le gusta, enlazando las zonas más técnicas de Mosteiro de cruzada a cruzada. No sería, o sí, muy efectivo, pero desde luego que disfrutó como lo que es… ¿o ya no es tan enano? Paró de llover pero él no paró de dar vueltas, paraba para comentar la jugada, hablábamos de lo que había hecho, de dónde había alguna décima y sin sacarse ni casco ni bajarse del kart, salía de nuevo a la pista.

Este domingo me he llevado una gran ilusión como padre viendo como ha madurado mi hijo. Pero también estoy un poco triste puesto que ya no es tan niño… ¡hasta José Manuel le tuvo que modificar la posición de los pedales pues se quejaba de que el kart le quedaba pequeño! Bueno… ¡siempre nos quedará Nico!

¡Ah!, lo del “toque finlandés” lo contaremos otro día… pero nosotros ya lo hemos visto y… ¡es la pera! Otra cosa… seguimos sumando amigos.