
A veces cuesta un poco de trabajo ponerse a escribir (el que escribe sabe de lo que hablo). Hoy me cuesta más de lo normal y no es por falta de inspiración, que tanto la semana como el fin de semana ha dado mucho de que hablar y no todo bueno. Pero como soy un romántico me quedo siempre con los detalles bonitos y buenos y me olvido de los malos.

Estuvimos en el Circuito de Soutelo de Montes, en A Madalena, disputando la 3º prueba del Campeonato Gallego de Karting. Ha sido un fin de semana divertidísimo a pesar de los malos momentos, porque la verdad es que siempre tiene que venir un tonto a fastidiarte el día, una vez tras otra.

Lo que es genial es encontrarse a gente como Unai (menudo pilotazo tiene la Repsol Gas), sobre todo teniendo un padre como el que tiene, menudo tipo más sanote. Da gusto estar con buena gente, con gente que te irradia energía positiva y buen rollo. Buen rollo es lo que se respira en el equipo, en nuestro equipo Hobbykart-Cubicaje y en la buena gente que nos rodea aunque estemos separados de ellos, como los Filgueira y Pacheco con Isma como piloto estelar en junior. Buen rollo es que tuvimos el sábado por la noche en Casa Florinda con Pancho y sus novias, Antonio contándonos las espectaculares “voladas” con el AX 1/2 y el bueno de Luis. Buen rollo es que te transmite gente como Pepe, con su mujer y el pequeño, haciendo afición desde los 3 años viniendo a ver ya su segunda carrera de este año… ¡viva la afición! Buen rollo lo tiene la buena gente, y buena gente como los Senlle, con Ramón padre a la cabeza hay poca, siempre dispuesto a echar una mano sin pedirla, con esos dos niñazos que sólo saben hacer las cosas de una manera: bien, bien por como se portan, bien por su disposición, bien por como se divierten y como hacen divertirse a la gente, sobre todo a Nico, y bien porque el “no” no lo tienen en su vocabulario. También me siento, nos sentimos, rodeado de Javier, el de Ordenes, y espero que pueda encadenar buenos resultados en cuanto pueda, porque se los merece él y sobre todo Javi. Me encantó como el papá del “Intrépido” Lamas estaba pendiente de la carrera de Pablito y como me daba ánimos diciendo que “ésta sí, ésta vuelta es la buena, mira como va…” También disfruté viendo a Josito, con una alegría fuera de lo normal, dando saltos en su kart para que corriese más, peleándose con su sombra si hacía falta, pero desde luego divirtiéndose como nadie, con esa sonrisa en la cara que esperemos le dure mucho tiempo.

Me alegro mucho por Manuel y por su trabajadísima victoria, y me alegro mucho, muchísimo, por Sergio, porque llevas mucho tiempo mereciéndotela, con pole y victoria en las dos mangas. Cuando levantaste las manos al pasar la meta, todos estábamos exultantes, por ti, por tu madre (pobriña menudo dolor…), por tu padre, satisfecho como pocos, saltando de alegría transmitiendo tanta energía y fuerza que todo el valle sufría en cada salto, por José Manuel y la confianza que tiene en ti y por el homenaje que das en cada carrera al espectáculo, al juego limpio y a la honestidad.
Me gustó mucho el detalle de Oliver Rodríguez y de su papá cuando al acabar la primera manga le dieron la mano a Pablo. Como el detalle de Paula y Carlitos, dos pequeños pilotos pero grandísimas personas. Me puso los pelos de punta el vuelco de Gabriel, pero también le reconozco el mérito al niño de no quedarse con el golpe y querer seguir en carrera, aunque a lo mejor lo prudente hubiese sido ser reconocido por un sanitario.

El domingo lo pasamos de miedo, después de un sol de justicia el sábado, algo (sólo algo) más fresquitos. Disfrutamos de la compañía y las anécdotas de Diego Cabanela (¡qué buenas historias y qué gran victoria en Navalcarnero!), y nos quedamos con las ganas de la cena con la gente de la Serra, aunque seguro que alguna tendremos este año, sin falta.
Le doy mil vueltas a las cosas, tengo el defecto de tomarme las cosas a pecho, muy a pecho, y de buscarle el sentido a las cosas. Pero lo bueno es que casi siempre se lo encuentro y cuando el sentido es el rencor, entonces es que algo no merece la pena.

Pablito es el niño más feliz del mundo, con una motivación que no hay quien se la pare, con mucha confianza en si mismo. Disfruta encima del kart como nunca lo ha hecho y se baja del coche con la sonrisa que tanto Susi como yo queremos ver en su cara. A seguir disfrutando. Si no, no vale.