lunes, 12 de mayo de 2008

X = 10


Y un 10 es lo que os merecéis… Antonio, Coral y Adriana; Miguel y Eva; Marcos y la Cuqui (qué mérito tienes de aguantar al Cana, pero si aguantas a pacientes como Rimón y yo que nos quedamos dormidos en el sillón es que puedes con todo); Rimón, Ruth y Ramón (de la mancha del pantalón soy yo testigo y si quieres le cuento a Ruth la verdad, no lo que se pueda imaginar…); José, Pulus y Curro (menudo crack… “tómate un whisky que verás como te relajas…); José, Natalia, Paula y Natalita (siento mucho que no pudieses, José, estar a la altura, pero repetiremos, sin duda); Fernando (“¡3!”), Angela, Ferchi, Guille y Nachete; María José, Lito, Josep y Angela; Pablo, Tere y Lucas; Moncho y Belén (y el futuro); Ramón, Merce y Almudena; Carlos, Bea, Carlitos y Pablocho (menudo cantante nos hemos perdido); José, Liliana y Anail; Manolo, Bea y Paula; Santi y Cristina; María, Jacobo, Luchi (un millón de gracias), Jaco y Álvaro; Manuel, Mari y Carmina (gracias por todo); Vicente y Mari Carmen (uf, qué raro, me gusta mucho más Papá y Mamá, o pai y nai); Ana y Juan (porque te llevaron, que estoy seguro que te hubieses quedado mucho más rato); Pablo y Jaco y Vicen, Cris, Tito, Rosa y Davis (como siempre, a la altura, muchas gracias, detalle tras detalle).
También se lo merecen, como no, Pablo, Javi, Jan Carlos y el artista que se movió en los 8 m2 (creo que se llamaba Carlos). Por supuesto a Marttyn por hacernos reír y flipar un poquito y el fantástico cuarteto con su versión inolvidable de “Words”… “if I could find words…” Eso es lo que me falta hoy, palabras para agradeceros el haber compartido este día con nosotros. Nos faltó compañía, pero los tuvimos presentes por el momento tan “angustioso” que se está pasando.

De todas formas, el 10 de los dieces me dejáis que se lo dé a ellos: a Susi por estar ahí, aguantar mi insoportable mala leche repentina (ni yo mismo me aguanto a veces), resistir y no perder la fe en nuestra relación durante cada día de los últimos 10 años y más… porque hasta el sábado me cuidaste y me diste el calor que siempre que necesito me das. Porque quiero que sepas que los próximos mil años quiero compartirlos contigo (y que esta banda nos acompañe en cada celebración, claro está).
A Pablito porque cada día que pasa en mi vida hace que me alegre más de ser padre. Él hace que esto sea más llevadero y cuando hay dudas él te transmite un sentimiento, una mirada o una frase que hace que vuelvas a sonreír. Sufres como un adulto, pero quiero que sigas disfrutando como un niño y por favor, no dejes que nadie te lo estropeé. Si alguien lo intenta tienes que saber que el sábado había 70 personas en casa que te ayudarán a seguir disfrutando.
Y a Nico, con ese carácter tan puñeteramente divertido (sobre todo de visita). Nico consigue hacerte sentir vivo cada milésima de segundo que estás con él y eso para mi es genial dado mi carácter. Sus expresiones, sus abrazos y sus besos son fantásticos. Y su admiración por Pablo. Como la mía por vosotros. Como dicen unos amigos… “De 10”.

domingo, 4 de mayo de 2008

Cuestión de confianza

Cuando empezamos en esta historia, me refiero a lo que es competir en el Campeonato Gallego, yo decía que Pablo es un niño que lo que necesita es confianza en si mismo, saber que tiene la situación controlada y conocer lo que le puede pasar para poder disfrutar y trabajar a tope encima del kart. Pero no sólo le pasa en el kart, le pasa en todos los aspectos de su vida. Además es un niño que cuando peor le ponen las cosas, cuanto más le presionan, más se viene arriba una vez superado su umbral de confianza. Ahora es cuando Pablo disfruta, se atreve a intentar cosas nuevas, alternativas, se esfuerza y se baja del kart con la sonrisa de habérselo pasado bien. Eso para nosotros, sus padres, es nuestra mejor recompensa. Nosotros estamos en este deporte, en este mundo, por él, porque queremos que sea feliz y así seremos feliz nosotros. Tanto Susi como yo estamos muy implicados en este deporte, para nosotros ya es nuestro hobby y a él le dedicamos la mayoría de nuestros recursos. Recursos familiares, económicos, afectivos, etc. Ir un fin de semana a competir nos agota físicamente, pero conseguimos venir felices ya que disfrutamos de todo el entorno (bueno, del entorno que es agradable, el hostil es el de los amargados resultadistas, que por el momento no va con nosotros).
A lo mejor alguna persona se cree que de este campeonato alguien podrá hacerse rico o algún piloto podrá llegar a la Fórmula 1. Es muy complicado, terriblemente complicado, que un niño despunte lo suficiente como para poder llegar a participar a alto nivel automovilístico. Siempre recuerdo una anécdota cuando en el verano pasado, en el social de Paris – Dakart, entre los ICC ganó un “tal” José Luís Abadín. En el podium, Pepe, mandamás del karting de Sanxenxo, le preguntó que presupuesto necesitaba para hacer, creo que era, la F3 española. El contestó que sobre 200.000 €, siendo un piloto “fichado”… ¡¡¡ por correr la F3 española!!! ¿Hasta dónde queremos llegar?
A mi me encanta ver como Pablo va creciendo en todos los sentidos, no como piloto (que la verdad poco me importa aunque me alegre por ver que mejora en algo que le gusta), sino sobre todo como ser humano. Me encanta ver como va madurando siendo un niño, como disfruta con las cosas que tiene a su alrededor y como se preocupa por el valor y mérito de lo conseguido. Pablito no es perfecto, aunque a veces yo lo pinte así, y lo que más me gusta es que no lo sea. Me divierto mucho jugando con él, como por ejemplo este fin de semana largo en el que el buen tiempo nos ha acompañado y nos hemos pegado unos buenos partiditos de fútbol. Se ríe mucho con las trastadas que le hago y hoy por ejemplo, al meterlo en la ducha, me decía esbozando una gran sonrisa: “papi, ¿por qué te gusta hacer trampas jugando al fútbol conmigo? “ Le derribé mil veces, le di cuarenta patadas y lo agarré siempre que pasó por mi lado, con el único objetivo de pasarlo bien. Nico fue el espectador de excepción, hasta tal punto que terminó estirando sus brazos y con el chupete de jirafas en la boca me dijo…”coooooolo”, y allá que lo tuve que coger en brazos. Al final jugamos todos juntos y lo pasamos genial. Terminé haciendo unos remolinos con ellos y era para morirse de risa ver a Nico mareado cayéndose de lado. Al final el lumbago me volvió a avisar de que no estoy ya para estos trotes o que tengo que perder peso urgentemente. Algo se hará. Que no quepa duda.

Tengo mono de ver a Pablo subido en un kart, y como me lo paso tan bien con él jugando a otras cosas, la verdad es que me apetece echarle unas carreras en los karts de alquiler, porque con los de carreras yo no me atrevo. En los de alquiler aún tengo alguna posibilidad. Pero tendré que esperar algo de tiempo hasta que él pueda con su peso y tamaño.

P.P.: Carmen, se agradece mucho el comentario dejado en el blog, pero porque la abuela me dijo que habías escrito y lo busqué en fechas pasadas. Si dejas algún comentario hazlo en la entrada más reciente del blog, así no nos lo perdemos. Sería una pena. Un besiño y gracias
.