lunes, 28 de abril de 2008

El sentido de las cosas


A veces cuesta un poco de trabajo ponerse a escribir (el que escribe sabe de lo que hablo). Hoy me cuesta más de lo normal y no es por falta de inspiración, que tanto la semana como el fin de semana ha dado mucho de que hablar y no todo bueno. Pero como soy un romántico me quedo siempre con los detalles bonitos y buenos y me olvido de los malos.


Estuvimos en el Circuito de Soutelo de Montes, en A Madalena, disputando la 3º prueba del Campeonato Gallego de Karting. Ha sido un fin de semana divertidísimo a pesar de los malos momentos, porque la verdad es que siempre tiene que venir un tonto a fastidiarte el día, una vez tras otra.


Lo que es genial es encontrarse a gente como Unai (menudo pilotazo tiene la Repsol Gas), sobre todo teniendo un padre como el que tiene, menudo tipo más sanote. Da gusto estar con buena gente, con gente que te irradia energía positiva y buen rollo. Buen rollo es lo que se respira en el equipo, en nuestro equipo Hobbykart-Cubicaje y en la buena gente que nos rodea aunque estemos separados de ellos, como los Filgueira y Pacheco con Isma como piloto estelar en junior. Buen rollo es que tuvimos el sábado por la noche en Casa Florinda con Pancho y sus novias, Antonio contándonos las espectaculares “voladas” con el AX 1/2 y el bueno de Luis. Buen rollo es que te transmite gente como Pepe, con su mujer y el pequeño, haciendo afición desde los 3 años viniendo a ver ya su segunda carrera de este año… ¡viva la afición! Buen rollo lo tiene la buena gente, y buena gente como los Senlle, con Ramón padre a la cabeza hay poca, siempre dispuesto a echar una mano sin pedirla, con esos dos niñazos que sólo saben hacer las cosas de una manera: bien, bien por como se portan, bien por su disposición, bien por como se divierten y como hacen divertirse a la gente, sobre todo a Nico, y bien porque el “no” no lo tienen en su vocabulario. También me siento, nos sentimos, rodeado de Javier, el de Ordenes, y espero que pueda encadenar buenos resultados en cuanto pueda, porque se los merece él y sobre todo Javi. Me encantó como el papá del “Intrépido” Lamas estaba pendiente de la carrera de Pablito y como me daba ánimos diciendo que “ésta sí, ésta vuelta es la buena, mira como va…” También disfruté viendo a Josito, con una alegría fuera de lo normal, dando saltos en su kart para que corriese más, peleándose con su sombra si hacía falta, pero desde luego divirtiéndose como nadie, con esa sonrisa en la cara que esperemos le dure mucho tiempo.


Me alegro mucho por Manuel y por su trabajadísima victoria, y me alegro mucho, muchísimo, por Sergio, porque llevas mucho tiempo mereciéndotela, con pole y victoria en las dos mangas. Cuando levantaste las manos al pasar la meta, todos estábamos exultantes, por ti, por tu madre (pobriña menudo dolor…), por tu padre, satisfecho como pocos, saltando de alegría transmitiendo tanta energía y fuerza que todo el valle sufría en cada salto, por José Manuel y la confianza que tiene en ti y por el homenaje que das en cada carrera al espectáculo, al juego limpio y a la honestidad.

Me gustó mucho el detalle de Oliver Rodríguez y de su papá cuando al acabar la primera manga le dieron la mano a Pablo. Como el detalle de Paula y Carlitos, dos pequeños pilotos pero grandísimas personas. Me puso los pelos de punta el vuelco de Gabriel, pero también le reconozco el mérito al niño de no quedarse con el golpe y querer seguir en carrera, aunque a lo mejor lo prudente hubiese sido ser reconocido por un sanitario.


El domingo lo pasamos de miedo, después de un sol de justicia el sábado, algo (sólo algo) más fresquitos. Disfrutamos de la compañía y las anécdotas de Diego Cabanela (¡qué buenas historias y qué gran victoria en Navalcarnero!), y nos quedamos con las ganas de la cena con la gente de la Serra, aunque seguro que alguna tendremos este año, sin falta.

Le doy mil vueltas a las cosas, tengo el defecto de tomarme las cosas a pecho, muy a pecho, y de buscarle el sentido a las cosas. Pero lo bueno es que casi siempre se lo encuentro y cuando el sentido es el rencor, entonces es que algo no merece la pena.


Pablito es el niño más feliz del mundo, con una motivación que no hay quien se la pare, con mucha confianza en si mismo. Disfruta encima del kart como nunca lo ha hecho y se baja del coche con la sonrisa que tanto Susi como yo queremos ver en su cara. A seguir disfrutando. Si no, no vale.

lunes, 21 de abril de 2008

Chaparrón

Desde luego, ¿a quién se le ocurre ir un sábado de viento, frío y agua a entrenar a La Magdalena? A nosotros y a pocos más…

El sábado tocó madrugón ya que Pablo tenía que estar a las 9 de la mañana en los campos de la Torre de Hércules para jugar un partido de fútbol con su equipo del cole. La verdad es que no apetecía ni el madrugón ni la idea de pasar frío, pero como vamos a estar dos fines de semana completos dedicados al karting, creímos que era bueno que fuese a jugar. El tema del fútbol a esta edad es para ellos tan importante como la nómina a final de mes a los 28. La verdad es que tampoco tuvo mucha historia el partido pues del equipo contrario sólo se presentaron 5 y la goleada fue abultada, pero me encanta reconocer el mérito de los 5 que aparecieron y aguantaron estoicamente el chaparrón de agua, frío y goles. Mérito el de los 5 que sobrevivieron a la temporada y el del entrenador, por seguir ahí, al pie del cañón. Todo por los niños.

Al terminar el partido y después de ponernos el mono en el vestuario, salimos pitando para Forcarei. Allí nos esperaban José Manuel y Sergio con un día de estos de… “hoy me quedo en casa”. Estaba también la gente de Demo Racing dando vueltas y vueltas a la pista, sin parar, con Manuel, Carlitos y más gente. Como no estaba el figura de Pancho organizándolo todo mientras la cadena no se le soltaba, porque desde luego que no era el día para andar saliendo a la pista a por el kart por culpa de la cadena. Más tarde llegó José Luís con Borja y una vez que estábamos todos, y después de esperar inútilmente a que escampara un poco, los niños salieron a la pista.

El día dio de si y se pudieron hacer pruebas y reglajes, pero lo mejor, sin duda, después de la comida y conversación (qué pena de cafecito…) fue ver a los niños a las 5 de la tarde dar vueltas y vueltas sin parar, una tras otra, derrapando de lo lindo, haciendo trompos sin parar y en el caso de Pablo intentando hacer algún 360. Pablito disfrutó de lo lindo, como nunca. Es cierto que correr en mojado no desgasta tanto físicamente como en seco, pero en la última tanda rodó más de media hora encima del kart. Yo le paraba para que descansase y él dale que te pego al coche. Sin duda fue de los días que más se ha divertido y, quizás, el que más ha aprendido. Salió de él buscarle el límite al coche, buscar alternativas en las trazadas de mojado y conocer las posibles reacciones del coche. Ahora, su cara a través del “Turbo Visor” después de hacer los 360… eso no tiene precio.

Paramos en el pueblo a tomar un café, ya que aunque la carpa nos protegió del temporal de agua y viento (casi nos sale volando un par de veces hasta que el Mondeo cumplió con su misión de ancla) estábamos congelados y necesitábamos entrar en calor para reaccionar y emprender viaje de regreso a casa. Lo primero que hicimos fue pegarnos una ducha caliente para entrar en calor y así Pablo pudo jugar con sus primos que le esperaban en casa.
Una vez más, lo pasamos de carallo. La pena de este deporte es lo caro que es, o que lo hemos hecho, pero desde luego los días son mucho más divertidos que un día normal. Y lo que tengo claro es que las 20 personas que estábamos el sábado en La Magdalena, menos el del bigote que vino a protestarnos, estábamos por afición, que es mucha. Por afición y por cariño a nuestros hijos.

lunes, 14 de abril de 2008

Contracorriente

Hoy teníamos pensado ir hasta Porriño a entrenar y vernos con Borja. Hasta allí nos hubiésemos ido sino fuese por la cantidad de agua que ha caído todo el día. Ya estábamos los cuatro subiéndonos al coche cuando al ir a recoger el móvil (¡maldita manía de tenerlo en “reunión”!) veo un sms de José Manuel advirtiéndonos de lo que nos temíamos. Ya íbamos equipados con nuestros polares, camisetas y cazadoras en mano. “No problem”, o sí, explicarle a Nicolás que de “avamos aakás” nada de nada. En casita que también nos lo merecemos.

Pablo no asimiló bien el no ir definitivamente a entrenar, nos preguntó si podíamos ir a Serra, a Mosteiro, a la Magdalena… a donde fuese con tal de subirse al kart. En un principio pensamos en ir hasta Santa Comba, pero después pensamos que no estaría mal del todo descansar, que hemos tenido unas semanas muy ajetreadas y nos quedan otras casi peor: entrenamientos, carrera de La Magdalena, carrera de Cabañas del Campeonato de Castilla, etc., etc., etc.


A Pablo le ha venido muy bien el resultado de Outeiro pues ha ganado mucha confianza, y eso es importante para que él se de cuenta de que puede llegar, que puede hacer buenas carreras y divertirse mucho. Algunos piensan (y además lo dicen) que no es buen piloto y que tenía que progresar más de lo que lo hace. Probablemente sea así, no seré yo quien diga lo contrario. Pero precisamente entonces es cuando tiene más mérito que Pablito haga lo que hace. Con Pablo nadie ha perdido media hora en enseñarle a trazar una curva, nadie de fuera del equipo. Nadie ni tan siquiera le ha explicado lo que significa “exterior” o “interior” en la ya famosa frase de “exterior-interior-exterior”. Nadie es capaz de asimilar que Pablito tiene 8 años, ahora, y es un niño de 8 años, y no es una redundancia. Nadie le habla como si tuviese 8 años y nadie piensa en él como un niño de 8 años. Ese es el terrible mérito de Pablito, de Brais, de Javi, de Manuel, de Daniel, de Borja y de José. Como también lo es de Oliver, de Paula, de Pablo López, de Carlos, de Adrián y de Yago. Niños, pilotos, personas de menos de 10 años que se pelean con un kart hasta la saciedad con tal de aprender. Desde aquí reto a cualquier persona, piloto o como se quiera llamar, a aguantar un día de entrenamientos en un circuito como Serra de Outes de Pablito, con un kart en el que el conjunto kart – piloto supere en 4 veces el peso del piloto: esto es, si Pablito pesa 25 kilos y el total k+p= 105 kg., que alguien que pese 70 kg., por ejemplo, se suba en un kart de 210 kilos y le de en un día más de 150 vueltas a Serra, con tandas de 25 vueltas sin parar. Acepto apuestas, pero si se marea se pierde la apuesta… Por cierto, nadie de fuera del equipo menos Pablo Cobián en Serra de Outes y Mosteiro.


En fin… es lo que hay. Pabliño, que sepas, y algún día serás consciente, que para mi es un mérito terrible lo que haces y como lo haces. El interior de final de recta de La Magdalena, con sólo 8 años, no es tan fácil como parece. Valiente.

domingo, 6 de abril de 2008

Quemados

Ha llegado la primavera y se notó con el día de calor que pasamos en La Magdalena. Quien más lo ha notado ha sido mi calva y creo que Pablito también. O eso, o la euforia de Outeiro ya se ha pasado, que también puede ser. En esta ocasión no estrenábamos chasis, ni casco, ni mono, ni nada de nada, con lo cual, vuelta a la rutina. Noté que Pablo iba un poco descentrado en el coche, preguntando si la carrera era al día siguiente.
Una vez en el circuito se puso a rodar con más ganas de las previstas por mí, aunque le costaba hacer algún adelantamiento, motivado en parte por la igualdad mecánica y en parte por un cierto respeto a la hora de adelantar. No sólo le pasó a Pablo, fue la tónica de todos los allí presentes. Le tuve que “llamar la atención” al acabar la tanda, y aunque me duele hacerlo (sobre todo cuando me mira con esos ojitos y me dice… “pero Papi…”, ahí me mata) la verdad es que ves el rendimiento en la siguiente, como sale con ganas y hace lo que tiene que hacer, y sobre todo, como lo sabe hacer. Se vuelve un poco cómodo encima del kart, esa es la verdad. Será porque tiene 8 años. Será.
Allí nos juntamos una trouppe interesante, además de los que iban por su cuenta: los Senlle, con Ramón padre a la cabeza, el cual no puede estar con las manos quietas y no para de hacer cosas, que si su kart o el de quien sea, él se pone manos a la obra. Lo mismo le pasa a sus dos hijos, Rafa y Ramón. El mayor ya tiene ganas de correr de verdad, ayer le daba de lo lindo al kart cuando su padre no estaba muy atento. José Lamela con Josito, tomando contacto con la Magdalena, los dos Javier Suárez, eléctricos como siempre. Como no, los CRT, más que nunca con las manos a la obra, probando aquí y allá, sin parar. También estuvieron, faltaría más, Sergio y José Manuel (sin ellos no haríamos nada nosotros allí), además de los Aballe, con Borja con ganas de darlo todo. Para completar el grupo, nos acompañó durante toda la mañana Javier Figueiredo, relajado por la falta de actividad durante estos fines de semana, para ya te llegará el estrés, ya… quien te verá dentro de unas semanas con algún fin de semana con incluso 3 pruebas… y hasta el último de noviembre ¡¡¡con 4!!! ¿No se podía hacer un calendario más compensado? Para probar nuevas sensaciones se subió en el kart de los Senlle y dio unas vueltas al circuito, comprobando in situ lo complicado que es llevar un bicho de esos medianamente rápido. Habrá que repetirlo.
Rodamos, mejor dicho, rodaron toda la mañana, abrasándonos por el sol y después de despacharnos el bol de ensalada de pasta que nos preparó Susi (Pablito se llegó a tomar 5 platos), junto con unos buenos bocatas de embutido que preparaban los Senlle, recogimos el material y marchamos para Bertamiráns, a montar la carpa con unos karts en la Expoliquidación que allí montó el Ayuntamiento y a la cual Lopo nos invitó cortésmente. Allí estaba el GT Turbo de Grille, un Speed Car impresionante, un 106 Kit Car y los impresionantes 306 Kit Car y 207 S1600 de Manuel Senra, 5 veces Campeón Gallego de Rallyes con el primero. Pablito puede decir que se montó de copiloto en el S1600 de Senra.
Nosotros quedamos encantados con el día, y Pablito creo que también, al menos llegó agotado a casa y eso para mi es buen síntoma. Cuando nos fuimos del circuito de Soutelo de Montes quedaban un par de coches de rallyes haciendo pruebas por allí (un Punto y un Mitsubishi). Es una pena pues La Magdalena es un circuito de karting a todos los efectos: trazado, asfalto, etc., y cuando se meten estos coches, como en su día un Escort WRC, o barquetas, o M3, o más máquinas, lo único que hacen es destrozar el circuito, ensuciar la pista y machacar el maltrecho asfaltado. En fin, una pena. Pero nosotros, como siempre, lo pasamos de carallo, aunque no ganemos.
Por cierto, creo que vamos acertando con los vinilos del kart. Ahora creo que se ven mucho mejor.