lunes, 1 de septiembre de 2008

Ídolos

Uno de los días de este verano estuvimos en Santa Comba con Carlitos y el chimo Pablo dando unas vueltas en los karts de alquiler. Allí José Manuel nos dio una foto de Pablito en su kart hecha a carboncillo por Raquel. Raquel es la reina del karting de alquiler en Galicia. No hay piloto que pueda con ella y por circunstancias de la vida no puede competir con un kart de competición, una de sus mayores ilusiones. El año pasado, en agosto, nos acercamos con ella al Circuito de Mosteiro y mientras el equipo hacía un test para la carrera de septiembre, Hobby Kart le cedió un chasis FA ex – Javier Tarancón (hoy en día en manos de los Senlle) para que probase. Las sensaciones fueron increíbles, como sin haber corrido nunca en un kart de 2T ni en un circuito abierto, voló literalmente por el trazado pontevedrés, enlazando una curva tras otra a ritmo casi de carrera, sin cometer errores y con una entrega terrible encima del kart. Qué pena que no pueda subirse en un kart y deleitarnos a todos. De una cosa estoy seguro, algún día tendrás la oportunidad de subirte en uno de carreras y competir, no sé cuando, pero te llegará la oportunidad. Tienes que estar preparada, no perder ni la ilusión ni la esperanza de tal manera que cuando te llegue esa oportunidad estés preparada para aprovecharla, ¿ok?

Fuimos también al Autocross de Arteixo, a la prueba del Campeonato de España. Allí quedamos con José Manuel para ver una prueba ya mítica para nosotros, donde se puede ver un espectáculo que pocas veces se puede ver en Galicia. Ver pasar por el curvón a los Sergio Bello, Sergio Cancela, Fugardó, Vidal, Tito o Lanchiñas, es un puro deleite. Pablito no es especialmente dado a los ídolos, pero tiene predilección por Lanchiñas, por Ángel Pérez, y me encanta. Una vez Antonio Solórzano me contó una historia preciosa de este chico y desde entonces es de esa gente que me cae muy bien. Hace dos años estuvimos viendo la carrera de Santa Comba en la que hizo podio por primera vez y disfrutamos casi tanto de ese podio como él. En la prueba del otro día, con el motor completamente desfallecido, dio una lección de cómo aguantar hasta morir, como conducir a la defensiva limpiamente para aguantar la posición. Pablito disfrutó con esa carrera mucho y al irnos pasamos por delante de su coche y me dijo: “Papi, ¿tienes un boli para pedirle un autógrafo a Lanchiñas?” Buscamos uno desesperadamente pero no encontramos, por lo que le dije que le dijese si se podía sacar una foto con él. Ángel, muy cariñoso, le dijo que por supuesto, se molestó en ponerse el mono y le dijo a Pablo que se acercase al coche, que saldría mejor la foto. Todo un detalle. A mí, como padre, si hay algo que realmente me gusta, es que traten con cariño a mi hijo, nada más. Y a Ángel le estaré muy agradecido por como trató a Pablito. Se ha ganado un admirador tremendo.

El domingo gracias a Moncho, le teníamos preparada una sorpresa mayúscula. Moncho tiene un amigo que trabaja en el Real Madrid y habló con él para ver si Pablo se podía hacer alguna foto con los jugadores, especialmente con Robben, su ídolo. Los amigos se distinguen del resto de los mortales por muchas cosas, pero una de ellas es por hacer realidad los sueños, por comprometerse y por dar la cara. Moncho es uno de esos tipos. A Pablo no le conté nada cuando salimos de casa para ir al hotel, previo paso por casa de Moncho a recogerlo. Por el camino y ante la brutal e incesante inquietud de Pablo, jugué con él un rato sobre que sueños tenía. Fue de esos momentos deliciosos con un niño, con un hijo: me decía que él ya era muy feliz, que no tenía muchos sueños porque estaba muy contento con lo que tenía. Después de insistir (tenía que llevarlo a mi terreno), empezaron a bullir ideas sobre Michael Schumacher, sobre Fernando Alonso y Briatore (el de verdad, por supuesto), sobre Carlos Sainz, sobre Michael Phelps y sobre las minimotos, pero no sobre lo que me interesaba de verdad, que era el Real Madrid… Ya desviándonos para ir a casa de Moncho pasamos por la carretera que va al circuito de Arteixo y Pablito me dice…

- Esta carretera me suena…
- Es la del Autocross de Arteixo – le comento
- ¡Caray!… ¿no me llevarás a que Sainz me dé una vuelta en el VW?
- No hijo, Sainz estará con sus ocupaciones, – le respondo saliendo del paso – pero a lo mejor está Lanchiñas en el circuito y te da una vuelta en el coche – le digo para sacármelo de encima y despistarlo.
- ¡Bufff! ¡Eso sería lo más Papi! – me dice clavándome los ojos por el espejo retrovisor, esos ojos que denotan ilusión y esperanza – mucho mejor que ir con Sainz… “jobá”.


Yo me derretía, pero sobre todo me derretía pensando en que algún día un niño de 8 años pueda tener la ilusión de conocer a Pablo como tenía Pablo de conocer a Lanchiñas.

Ya de camino le dimos la sorpresa de a dónde iba. Se puso tan nervioso que dijo que para eso se quedaba en casa, que no era para tanto… ¡iba a estar con los jugadores del Real Madrid él sólo! ¡¡¡Y no era para tanto!!! Epa nos recibió con una amabilidad tremenda en medio de la seguridad y exclusividad que requiere un acontecimiento como el Real Madrid de fútbol. Allá bajamos y esperamos a la salida del comedor, fueron pasando Fabio Cannavaro elegante y educado, Iker Casillas cariñoso, Sergio Ramos impresionante, Metzelder simpático, Guti sin perder la compostura, Raúl (el otrora ídolo de Pablo) concentrado pero agradable, De la Red y Miguel Torres muy divertidos, Diarra muy integrado y llegó Robben… “Papi, estoy impresionado”, sentenció.



Pablo no es muy de ídolos (sobre todo porque alguno que tenía se le cayó de repente… ¡qué duro tiene que ser pasar de ser el ídolo de un niño a que no quiera ni saludarte!) ni de sueños, pero si por alguien tiene debilidad y plena confianza es por su tío Vicente. Nunca me olvidaré como un día le dice a su primo: “mi tío Vicente es como los Reyes Magos, todo lo que quieres, él te lo cumple”. La víspera de correr la I Copa Bauxita, le hizo una promesa que por todos los medios quería cumplir. Su tío apareció en la primera carrera y desde el muro de boxes saludó a Pablo cuando le vio pasar. A Pablito no se le ocurrió otra cosa que devolverle el saludo agitando enérgicamente la mano, como muestra de máximo cariño.

Cuando se fue a la cama se iba tan cansado que hasta se enfadó, pero cuando se despertó me pidió un beso como nunca me lo había pedido, y es que debe de ser muy bonito que te cumplan los sueños. Ojalá se los sigan cumpliendo sus ídolos.





Por cierto, este fin de semana nos hubiese gustado estar por Burgos. Para competir y para compartir. A todos nos hubiese venido bien, seguro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

pablito yo tambien quiero una foto con robben ke morro tines jajaja!!! la proxima vez avisa ke somos amigos eh!!!! cuidaros mucho!

Anónimo dijo...

claro qe no pablito robben no es nada!!tenias qe sacarte una foto con De Guzman!jajaja
un abrazo!

Anónimo dijo...

Vaia... Pabliño madridista... e logo o Dépor gaña con gol de meu primo

Javier Adán dijo...

Que buena experiencia para tu hijo. Hala Madrid !!!!!!!