

Por desgracia este año no podremos hacer lo que nos gustaría hacer, pero lo peor de todo es que el que se queda sin su recompensa es Pablito. Está en un momento de forma excepcional, ha alcanzado una madurez tremenda como piloto de la categoría alevín, con una técnica envidiable. Le faltan muchas cosas, muchos detalles, evidentemente, para mejorar dentro de su edad, pero viéndolo correr hoy en día yo disfruto como un enano. Una muestra clara se produjo en Mosteiro hace unos días, por dos veces, y ayer sábado en nuestro Spa Francorchamps particular, el técnico circuito de Serra de Outes, nuestro envidiable Ayrton Senna.


Ayer sábado nos acercamos hasta Serra. Ahora que vamos por la autopista de Santiago nos queda a poco menos de una hora a velocidad legal y además los niños no llegan mareados. Es una delicia acercarse hasta allí. Siempre lo es, pero cuando se te plantea un día como el de ayer, das gracias por haberlo pasado tan bien, por tener tan buenos compañeros de viaje y por haber aprendido a disfrutar de cada instante. Llegamos a Serra sobre las 11.30 y nos quedaban por delante poco más de 3 horas para aprender. Nos encontramos con una situación, a priori, cuando menos delicada: la pista estaba tremendamente húmeda, muy mojada de las lluvias de la noche. Allí estaban sólo Sergio y Pablito con la intención de secar algo la pista para aprovechar el entrenamiento. Salieron con ruedas de seco y aquello se convirtió en un show increíble. Se pusieron a derrapar sin miramientos, depurando, ambos, su técnica exquisita que les permitió no sólo mantener en todo momento el kart en pista sino que iban muy rápidos, con derrapadas eternas que rozaban el límite del trompo (que sucedió un par de veces) o de la salida de pista (que no sucedió nunca). Pablito empezó a dar vueltas sin parar, con una sonrisa dentro del casco que se la veíamos desde boxes, deslizando en cada una de las curvas cual piloto nórdico desliza por las pistas suecas en pleno Swedish Rally, intentando llevar su Maranello hasta el límite de la pista, allí donde en Serra se mezcla el asfalto con el prado y sólo gente como los Filgueira o Isma saben llegar después de miles de vueltas a la pista. Ayer, justo dos años después de aquel memorable 30 de enero de 2007, Pablito aprendió su primera lección de verdad en Serra. Sus 177 vueltas al circuito en menos de 3 horas lo atestiguan. Todas las arritmias que me sucedían cada poco más de 30 segundos al pasar a fondo la izquierda de entrada en meta, deslizando en dirección al poste que sostiene el precioso y mítico nombre, valieron la pena. De poco servía que en alguna ocasión le dijese que tuviese un poco de cabeza, no era el día. Se creía Superman vestido con el mono de Hobby Kart – Cubicaje en un Maranello precioso, capaz de volar, y secar, sobre el trazado de Outes, inmune a los errores. Ayer no había errores, ayer sólo había diversión, disfrute y calidad. Todo a raudales. Le estaba haciendo fotos y yo me decía: “se está riendo dentro del casco”, ampliaba la foto al máximo y le veía la sonrisa. ¡No me lo podía creer! Como cuando en una de las entradas a meta, a fondo y con el kart absolutamente de lado, veo por el visor de la Pentax que me saluda con el pulgar derecho mirándome… No reaccioné y tampoco se lo pregunté después...

...esperé a llegar a casa para ver la foto, en cuanto descargué las fotos y le llamé para pedirle explicaciones, para saber porqué lo había hecho: “me estaba divirtiendo tanto que quería saludarte, como te saludé en muchas más”. El que no se enteró fui yo.

No todo fue diversión, 177 vueltas a Serra en menos de 3 horas no lo son siempre. El cansancio le hizo tanta mella que después de levantarse a las 8 de la mañana, cayó rendido después de una sonora bronca… ¡¡¡ a la 1 de la madrugada!!! Esto se lo tengo que mirar ya que después de las carreras y de los esfuerzos, se ve que hay alguna sustancia que no hace bien su función, pues en vez de “morirse” en la cama o en el coche, su actividad sigue al máximo.

Sergio probó su KF3 en Serra por primera vez, habiéndolo llevado la semana anterior a Mosteiro. ¡Menudo bautismo!, en Serra, un KF3 por casi primera vez, en mojado y con ruedas de seco. ¡Bufff! Se volvió tan incontrolable que tuvo que parar a mitad de entrenamiento a probar con unas ruedas de mojado que había en el furgón a medio usar (por no decir que estaban gastadas por completo). Después se unió a la fiesta, fiesta a la que también se sumaría Alejo con el de alquiler, del drifting en Serra, una experiencia para no olvidar.

No todo fue diversión, 177 vueltas a Serra en menos de 3 horas no lo son siempre. El cansancio le hizo tanta mella que después de levantarse a las 8 de la mañana, cayó rendido después de una sonora bronca… ¡¡¡ a la 1 de la madrugada!!! Esto se lo tengo que mirar ya que después de las carreras y de los esfuerzos, se ve que hay alguna sustancia que no hace bien su función, pues en vez de “morirse” en la cama o en el coche, su actividad sigue al máximo.

Sergio probó su KF3 en Serra por primera vez, habiéndolo llevado la semana anterior a Mosteiro. ¡Menudo bautismo!, en Serra, un KF3 por casi primera vez, en mojado y con ruedas de seco. ¡Bufff! Se volvió tan incontrolable que tuvo que parar a mitad de entrenamiento a probar con unas ruedas de mojado que había en el furgón a medio usar (por no decir que estaban gastadas por completo). Después se unió a la fiesta, fiesta a la que también se sumaría Alejo con el de alquiler, del drifting en Serra, una experiencia para no olvidar.

Lo de Alejo ya raya el insulto. Yo cuando había visto a Aarón en Pastoriza pensé que me quedaba poco por ver en mojado, que con aquel recital llegaba y no hacía falta más. Que sí, que podía ver mil carreras sobre mojado pero que la exhibición ya la había visto. Sin embargo el sábado descubrí el génesis de esa técnica. Con un kart de alquiler con el número 5 y con la bravura de un toro de lidia de la ganadería de Albarraseda (única ganadería con un toro indultado por su bravura en toda la historia de la Real Maestranza de Sevilla) se dedicó a enseñar el porqué los mejores tienen que pasar por allí y, a ser posible, en mojado. Sus trazadas fueron impecables, verónica por aquí, derechazo por allá y para terminar un precioso pase de pecho. Ahora entiendo la lección de Aarón en A Pastoriza, el maestro lo tiene en casa. En cuanto vi el tema, la orden era clara: Pabliño, ponte detrás de Alejo y a seguirlo, aprende como va, hasta donde llega y como llega. Pablito tiro detrás de Alejo, el cual lo dejó pasar varias veces hasta que se dio cuenta que en ese momento empezaba su tiempo de profesor y accedió voluntariamente.


Antes del descanso de pocos minutos que hicimos para comer apareció el Gran Aarón, con sus muletas pero caminando. Fue un verdadero placer verlo de nuevo, pero sobre todo porque vimos al nuevo Aarón. El accidente le ha cambiado para mejor. Ya lo veremos. Compartimos unas pizzas y una tortilla que nos supo a gloria. Ya no sólo por el hambre, sino por la compañía y la fantástica enseñanza. Para rematarlo apareció Pacheco con una sorpresa para Pablito que le encantó… pronto tendremos noticias.











Lo siento, estoy enamorado de Serra. Lo que no entiendo es cómo no lo está el resto del mundo.